domingo, 25 de abril de 2010

Nacimiento del hombre muerto.

El día en que se ha sabido de la muerte de Dios, ha de ser el día más oscuro del esclavo quien se ha visto sentenciado a la libertad perpetua, arrojado inminente menta a la decisión, terminando con ella así, los días (de posible felicidad) en donde no existía la preocupación por la existencia, viéndose arrojado inminentemente hacia la responsabilidad con la ansiedad y el miedo como de un bebé siendo despojado de su cordón umbilical así como de su única ilusión de seguridad conocimiento, puesto en el abismo de desconocido y demandado por el mundo en su arrojo a lo incognoscible a cristalizar con su razón todo lo que lo abrume, instigado a la decisión entre libertad y felicidad.

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