El sistema social propone en su desarrollo mecanismos de “inserción” para los sujetos, que aparecen cada vez más sutiles. Cuando en sus comienzos buscaba imponerse a través de situaciones explícitas y violentas (como lo han sido los golpes de estado por ejemplo), ahora más bien crea lugares especializados en donde, de maneras diversas inculca en los sujetos, estructuras y valores, entre otros, constituyendo sujetos, totalmente instruidos en los limites que el sistema espera.
Aún así, parece ser que existen ciertos colectivos o comunidades, que no son parte, o no han tenido la necesidad, la cual parece ser la primera herramienta para arrastrar a los sujetos hacia sus territorios. Es en esto donde el sistema parece tener “puntos ciegos”, ó “vacíos” en sus mecanismos de introyección, en estas situaciones, entonces, ¿cómo se adaptará el sistema?, ¿puede sobrellevar estas situaciones?
De una manera “fácil” es posible observar que se ocupa de todos sus “súbditos científicos”, para lograr comprender y rellenar dichos “vacíos”, con el ejercicio de sus especialidades, pero éstas tienen un problema, el cual pareciera ser esencial e insuperable: “sus fines de introyección y de conquistas de territorio, para y por el sistema, son demasiado claros y obvios”. A lo cual, desde un tiempo (quizás ubicable durante la segunda guerra mundial en adelante) se le es mucho más resistente, y en donde aparecen las corrientes de pensamiento crítico.
La constitución de estas posturas críticas son completamente aceptadas en el periodo histórico en el que aparecieron, debido a precisamente las características del tiempo en que surgieron, éstas, en su fines (y asumo que son sus fines reales, completamente distintas a sus consecuencias) observa y asume una postura crítica hacia la sociedad, como lo fue uno de los mayores próceres de dicha corriente, la Escuela de Frankfurt, y diagnóstica los errores en los que cae la sociedad. Hasta este momento no existe problema alguno e incluso proponían otra forma de sociedad orientada desde sus prismas ideológicos como lo era el marxismo. Los problemas surgen cuando esta perspectiva se interna en el área de la intervención.
La intervención crítica como último ejercicio de reproducción:
En Latinoamérica hacia los años 70 y 80 (y tomare este sector del mundo porque es mas atingente a el lugar desde donde escribo), el contexto político se caracterizaba por cambios sociales radicales, donde el ejercicio del “poder del pueblo” era algo a abolir y la participación del mismo era algo normal y común.
Es aquí donde la epistemología de las escuela de orientación crítica tuvieron un auge inmenso (nuevamente potenciado por las características del momento histórico) en su mezcla con las escuelas latinoamericanas como la educación popular t la teología de la liberación, pero es aquí también donde comienza la construcción de un nuevo mecanismo de reproducción en donde la crítica tomaría un carácter de “pataleta adolescente”. Tomemos por ejemplo las dos escuelas latinoamericanas antes nombradas.
- Educación popular: su prócer es Paulo Freire de origen brasileño y tuvo su mayor auge en la alfabetización de los pueblos autóctonos de Brasil a través de la simbolización del lenguaje “occidental” en los códigos del idioma de dichos pueblos, esto fue visto como una revolución en las formas de enseñar, pero más bien, trajo a dichos pueblos, librados como pocos, hacia el lenguaje del sistema hegemónico a instruirse en él ( es por esto que cuando se trata a los pueblos aborígenes como pobres o ignorantes, se explicita el juicio de una sociedad sobre otra para lograr conquistarla bajo sus parámetros de normalidad), y con esto introducir los códigos, símbolos, categorías etc... Que el sistema posee, dando una puerta hacia una victoria sin precedentes a la internalización de conductas y el más clave de todos los ejes, el lenguaje.
- Teología de la liberación: Su fundador o más grande exponente es Martín Baró (un cura lo cual de por sí ya implica una ideología basada en la conquista e imposición de creencias) y esta posee mayores niveles de repercusión, ya que es lo que ha trascendido y convertido como una escuela eje de toda “intervención social”, centrado en las llamadas “minorías”, y se ha traído a todos los países en Latinoamérica. Esto es el punto clave, ya que el ejercicio de éstas intervenciones han devenido en la exposición de los vacíos del sistema, o sus puntos ciegos y desde ahí ha construido formas de INSCERCIÓN de ciertos mecanismos de funcionamiento del sistema, como en su economía y ordenamiento, proyectando a escala pequeñas reproducciones del sistema hegemónico, como por ejemplo, en las técnicas de organización comunal en donde se les “instruye” para la propia creación y comercialización de productos, replicando el funcionamientos económico social en comunidades específicas.
Luego de todo esto, deseo que quede claro que no hay ejercicio de la crítica sin una resistencia hacia lo que se crítica, y este por tanto, debe ser el único presupuesto en cualquier posicionamiento crítico además de entender que cualquier política de la democracia es solo el perfume del aparato de reproducción social, y este sea puesto en funcionamiento en el ejercicio crítico.
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